El nombre del atractivo proviene de su ubicación, en la sabana de La Vieja, entre los ríos Tame y Tocoragua, sobre el kilómetro 22 de la vía a Bogotá.
Alrededor del escenario existe un mito que ha dado lugar a muchas historias del imaginario popular, pues es uno de los lugares donde, supuestamente, reposa una de las siete cabezas de la serpiente, cuya cola está sepultada bajo el altar de la catedral de Arauca, así como del ritual que una bella dama propietaria de uno de los grandes hatos realizaba los Viernes Santos para perpetuar su belleza y riqueza.
La laguna se encuentra circundada por morichales, bromelias, musgos y helechos. Desde la meseta, a 830 m. s. n. m., aproximadamente, se observan las vegas del río Tame y los alrededores del municipio. Sirve de bebedero para el ganado en época de verano, y si se encuentra con un cielo despejado, se puede observar la meseta Mararabe. Dichos elementos le otorgaron al atractivo su reconocimiento como reserva natural, distinción impartida por la Administración Municipal.